viernes, 31 de mayo de 2013

El tiempo todo lo olvida

Autora: María Gutiérrez


     Siempre que la veo despierta en mi memoria la nostalgia de los años pasados, aquellos de mi niñez, cuando pasaba junto a ella en el corto de Loja con destino a Huétor Tájar, mi pueblo, para pasar unos días con la familia y disfrutar de todo lo que había en él.

     El destino ha querido que ahora viva al lado de ella, de la azucarera de San Isidro. Suelo pasear con bastante frecuencia por sus alrededores y el aspecto que ofrece, es bastante desolador. Todo se ve abandonado, solo hay calma y silencio, la única velocidad que queda es la del tren que al pasar junto a ella, parece querer tomar impulso para alejarse cuanto antes de la quietud de ese imponente edificio de ladrillo, que en su tiempo fue joven y lleno de actividad.

      A veces cuando encuentro la ocasión, hablo con algunos vecinos de toda la vida y me comentan que lo que fue un paraíso, ahora solo es un testigo mudo y simbólico que hace perpetuar el único pasado industrial brillante de nuestra ciudad. Algunos han sido trabajadores de la fábrica y por eso viven en la zona. San Isidro había sido como una ciudad pequeña, con casi todos los servicios necesarios, incluso con estación de tren y como prueba de su esplendor, se creó la barriada de la Bobadilla para que vivieran sus obreros.

   Hasta hace treinta años, sobre 1983, la Azucarera funcionó a pleno rendimiento con todas las dependencias repletas de hombres, trabajando día y noche en tres turnos, refinando la remolacha para obtener azúcar y alcohol. Todo ha quedado en el olvido, menos la torre que se encuentra ocupada por un estudio de trabajo de un arquitecto granadino. Hace algún tiempo se pensó en reconvertir la antigua fábrica en oficinas y viviendas. Más tarde en un centro de ocio. También surgió la propuesta de utilizar las instalaciones como observatorio agrícola de la vega, o como estación del Ave. Todo ha quedado en agua de borrajas.

       Como ciudadana pediría que no se dejen guiar por el mal gusto destruyendo el paisaje y que ¡Por favor, respeten la historia de Granada!

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