María y Juana, amigas y vecinas
de toda la vida, viven en el mismo bloque y en la misma planta, una enfrente de
la otra.
Era como un ritual tender la ropa en los
tendederos del ojo patio, más o menos a la misma hora de la mañana.
- JUANA: Hola, buenos días María, hoy se te han
pegado las sábanas porque mi ropa la tengo ya casi tendida.
- MARÍA: Me he pasado casi toda
la noche sin dormir, dándole vueltas a la cabeza y a la hora de levantarme, me
duermo. Por cierto, ¿sabes que estuve anoche recordando nuestros comienzos de
adolescentes, nuestros amigos y novietes y demás?
- JUANA: A esto de la adolescencia, se le da ahora mucha
importancia, y hay que tener bastante paciencia y compresión con ellos
por la edad difícil que atraviesan. Pues nosotras también atravesábamos, en
este caso, la frontera para r a Francia a la vendimia. El primer año nos fuimos
con tu padre, y después con quién encartaba.
- MARÍA: Por cierto, dio la casualidad que en estas idas y
venidas, comenzó la relación con nuestros futuros maridos.
- JUANA: Nos casamos con un mes de diferencia, tú con tu
vestido negro y tu velo, ya que tenías luto de tu padre, que por cierto, hacía
ya un año de su fallecimiento.
-MARÍA: Aquellos tiempos eran así, había que cumplir con
los lutos y guardar las formas, claro que eso siempre era para las mujeres, con
los hombres era otra cosa distinta. Tú no tendrás, tú fuiste con tu vestido
blanco y azahar.
-JUANA: Si hija sí, no era mío, la señorita donde yo trabajaba me lo
prestó. Por cierto, me estaba estrecho, yo estaba más gordilla que ella y
estuve todo el tiempo más pendiente de mis michelines que del cura. María
vuelvo al principio de nuestra conversación, me has dicho que te cuesta dormir
y no te he preguntado por los asuntos que tenéis con el banco, el nieto y
vosotros.
- MARÍA: Calla hija, esto es un suplicio diario. Pienso cuando mi nieto
Antonio estaba estudiando, lo buen estudiante que era, cómo llegó al final de
su carrera, tuvo la suerte de encontrar trabajo enseguida. Al ver que era un
trabajo bien remunerado y fijo, decidió comprar una vivienda, pero claro, no
tenía dinero a no ser que pidiera un préstamo. Recuerdo el día que fui al banco
donde nos ingresaron a mi marido y a mí las pensiones. Pregunté y expuse lo que
mi nieto tenía entre manos con la compra de la vivienda, y todo fueron
atenciones y sonrisas cuando les dije el sueldo que tenía m nieto. Pero claro,
también me preguntaron que si tenía a alguien que le pudiese avalar. Cuando llegué
a casa le pregunté a mi marido si a él le importaba que avalásemos al nieto con
nuestro piso, y él me contestó que lo que yo quisiera. A partir de eso, era
raro que los señores del banco no me llamasen para animarme para que fuésemos
avalistas, diciéndome que todo era puro trámite, que nunca llegarían a
molestarme teniendo en cuenta los ingresos del nieto. Pero esto dio un vuelco,
el nieto está despedido de la empresa, es un parado más de los muchos que hay.
A día de hoy, la amabilidad de los banqueros no existe, ya no me reciben con sonrisas,
además, no pasa un día que no nos amenacen con el desahucio. Hemos buscado un
abogado. Esto es una incógnita. Cualquiera sabe lo que puede pasar, estar en
manos de los bancos es imprevisible. Espero que no nos veamos en la calle a
nuestras edades después de haber luchado tanto.
-JUANA: Muchas veces mi marido y yo comentamos lo que más de una y más
de dos personas de nuestra edad con circunstancias parecidas, presumen de no
dejarse llevar por los hijos para avalarles. Pues lo que hace falta es que no
nos lo lleguen a pedir, yo estoy indignada una vez más se demuestra que a perro
flaco todo se le vuelven pulgas. Hemos visto como el gobierno rescató a los
bancos con dinero público mientras ellos se lo estaban llevando calentito, por
ejemplo las tarjetas black y otras artimañas. Claro que esta rabia que
acumulamos se disminuye cuando a nosotros nos suben las pensiones ¡es tanta la
subida que con un par de subidones de estos algún día pasamos a ser ricos! Y
alguno que otro hasta corrupto, ya se sabe, más tienes más quieres. A mí
personalmente me da vergüenza y asco, por desgracia a los responsables les
resbala todo lo que nosotros podamos sentir.
-
MARÍA: así es Juana, así es...