miércoles, 21 de noviembre de 2012

La pareja

Autora: Carmen Sánchez Pasadas

Algo ha cambiado. La pareja triste va conversando animadamente.

Día tras día, en su trayecto hacia el trabajo, Amalia se cruza con ellos. Van uno junto al otro compartiendo sólo el espacio. Le llama la atención los ojos tristísimos de ella, la mirada gris, sin brillo, enmarcada en un rostro pálido y bajo una melena que tímidamente empieza a ser canosa. La vista al frente, pero perdida, sin detenerse en nada, reflejo de una vida ausente.

Por otra parte, el acompañante, deber estar cercano a los cuarenta. Tiene aire distinguido, el corte de pelo adecuado y siendo elegante en el vestir no pierde su discreción natural. Su rostro también revela cierto desasosiego, que no logra identificar.

Han sido tantas las mañanas que la pareja y ella coinciden que su imaginación no ha dejado de tejer una maraña de historias alrededor de ellos. Así, por ejemplo, piensa que ella trabaja en alguna oficina, pero hace tiempo que su cometido dejó de importarle. Él seguramente será profesor de instituto y su mente, habitualmente también está alejada de la realidad cotidiana.

Amalia fantasea acerca de la tristeza que los envuelve y se imagina que recientemente han perdido a un hijo en un accidente. Que ella no ha conseguido sobreponerse. Que la vida ha dejado de interesarle y el vacío que la invade es infinito y está lleno de soledad y silencio. Que se siente hundida en el abismo y nadie, ni siquiera su marido puede acceder hasta ella.

Mientras tanto, él ha sumergido las noches de insomnio y abandono entre botellas de whisky. Ambos están rotos y extraviados.

Amalia recupera las riendas de su mente y piensa en lo mucho que se ha excedido en la tragedia que sus pensamientos han elaborado tan precipitadamente. Aunque sus años de experiencia como trabajadora social colaborando con familias desfavorecidas la han puesto en contacto con situaciones extremas demasiadas veces. Por este motivo principalmente aceptó el puesto que desempeña actualmente al frente del Programa de Adopción.

Sin embargo, esa mañana la visión de la pareja la trae a la realidad, porque además hoy es diferente. Amalia lo percibió nada más distinguirlos en la distancia. Ella a diferencia de otros días, no dejaba de mirarlo y sonreír, mientras se apretaba contra su brazo. Al mismo tiempo él le va comentando algo con entusiasmo. Se les veía felices.

Al final de una jornada agotadora, ya tiene listos todos los informes para una próxima adopción, Amalia recibe a la familia que citó ayer para una reunión antes de la entrega del niño. Le gusta repasar todos los detalles y hacerles la entrevista personalmente.

Cuando entran en su despacho, la sorpresa es mayúscula. Son Manuel y Pilar, la pareja que ve todas las mañanas. En un instante entiende la fisonomía de sus gestos durante tanto tiempo y la alegría desbordante de esta mañana. Tras leer el expediente de adopción sabe que son una pareja estable, que ambos trabajan y que Pilar ha sufrido varios abortos, el último hace pocos meses. Ahora todo encaja. Y para su asombro, ellos le confiesan que también la reconocen como la señora con la que se cruzan cada mañana y cuyo rostro transmite confianza a la vez que se ve resuelta.


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